Una Perspectiva Panameña sobre la Semana Santa

Puesto que pasé casi 30 años en Panamá como misionero, tengo una perspectiva sobre la Pascua de Resurrección que confío que haya enseñado una lecciones importantes.

En primer lugar, la Semana Santa en nuestros primeros años en Panamá tendía a ser influida mucho por el Catolicismo Romano, la religión predominante en Panamá. La semana entera era templada, con menos énfasis en los aspectos comerciales de la vida. El viernes santo era sobrio y solemne, las emisoras de radio y canales de televisión sólo podían tocar música solemne, penas funerarias, etc. Las iglesias celebraban misa para conmemorar el viernes santo. No había deportes o entretenimiento. Posteriormente, el viernes santo llegaba a ser más secular, y ha continuado así. Es posible que algunas emisoras de radio hayan mantenido programación solemne, pero no así los canales de televisión. Algunas personas mayores, estrictamente católicas, dicen que la fecha se ha convertido en tiempo feriado, pero no “día santo.”

Es interesante que en aquellos años el domingo de resurrección era como cualquier día normal. Se llamaba “domingo de gloria”, pero según nuestra perspectiva no había mucha celebración de la resurrección de Cristo, y la gente iba a la playa, tenía paseos, visitaba familia, etc., básicamente como cualquier otro tiempo cuando no le tocaba trabajar. Pero ni la solemnidad ni la frivolidad le tocaba a la gente profundamente. La solemnidad no influía a la gente a venir a Cristo para pedir perdón de pecado y recibir un Salvador que cambiaría su vida. La frivolidad no era gozo cristiano, basado en la certeza del Señor resucitado que había conquistado la muerte.

¡Qué diferencia descubrimos en la iglesia evangélica! En primer lugar, muchas iglesias celebraban un culto especial para el viernes santo que daba énfasis a los últimos siete dichos de Cristo desde la cruz. Yo pude participar en muchos de esos cultos durante los años, a veces predicando una de las siete palabras, como en un servicio unido, y a veces predicaba los siete dichos. El culto a veces se extendía mucho, pero el enfoque teológico y práctio ayudaba al cristiano y daba un buen desafío.

Cantábamos canciones como “Hay Un Precioso Mantanial,” y “¿Qué Me Puede Dar Perdón?” Además, cantábamos sobre la pasión de Cristo como “Oh Qué Amor,” y ¿”Sabes Que Murió Jesús?,” ese último cantada a la música de una canción popular en Los Estados Unidos en los años 1960 “Sealed With a Kiss.” Canciones hermosas, melódicas sobre la muerte de nuestro Salvador en la cruz que me tocaron profundamente, pero desconocidias en inglés.

El Domingo de Resurrección siempre era un día especial en Panamá. Cantábamos en español por supuesto, canciones como “La Tumba Le Encerro” (“Up From the Grave He Arose,”) con volumen y emoción, y luego escuchábamos en mensaje predicado en ese día de días.
Nosotros pudimos introducir el concepto de servicio de amanecer a la iglesia de Bethania donde servimos unos 15 años. Creo que algunas iglesias ya lo hacían, pero era concepto nuevo para muchos a quienes vimos llegar a los pies del Señor, y rápidamente se convertía en una de las actividades más populares e inspiradoras del año. Un servicio temprano, generalmente como las 5:30 o 6:00 a.m., seguido por un desayuno, y luego la Escuela Dominical, significaba un día glorioso en el Señor y con Su pueblo.

Recuerdo nuestro primer domingo de resurrección en Panamá en 1978, cuando nos reuníamos los domingos en la noche. Creo que era un 26 de marzo. Nuestro servicio principal se celebraba los domingos en la noche en aquel tiempo. Cantamos. Oramos. Yo prediqué. Al final, un joven de más o menos 20 años pasó al frente para recibir a Cristo. Su palabras fueron estas: “Sabía que tenía que haber algo más en la vida de lo que yo había encontrado, y esta noche lo he encontrado en Jesucristo.” ¡Cristo resucitó! ¡Él vive! ¡Ha resucitado. Ha resucitado verdaderamente!


(Editor’s Note: This article was originally published in English on April 13, 2017. You can read it here.)

Steve Lytle

Steve and his wife Judy have spent the majority of their ministry in Panama with Free Will Baptist International Missions. They recently retired and are hard at work serving the Lord locally. Steve is serving the elder generation of Cofer's Chapel mainly but is also involved in visiting sick, hospitalized, and shut-ins of any generation at our church. Steve is also heavily involved in the church's Hispanic ministry as a teacher and translator.

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